Desde el pasado mes de octubre, Israel y la franja de Gaza están inmersos en un serio conflicto bélico de graves consecuencias humanas, económicas y geoestratégicas. Una escalada que también ha tenido importantes efectos en la dinámica de la cadena de suministro global. El enfrentamiento se está notando, especialmente, en toda la región de Oriente Medio y el Norte de África. Además los acontecimientos de los últimos días, con ataques israelíes en el territorio del Líbano, no hacen sino incrementar más la inestabilidad.
La permanente inseguridad en el Mar Rojo es una consecuencia evidente. Este estrecho corredor, vital para el tránsito de mercancías entre Europa, Asia y África, se ha visto afectado por el conflicto judío-palestino de los últimos meses o los actos de piratería. Grandes desafíos que se han traducido en el aumento de los tiempos de tránsito de los buques mercantes y mayores costes operativos.
Asimismo esta situación tiene un impacto directo tanto en las empresas de transporte, que están sometidas a constantes ajustes en su planificación, como en los consumidores finales. Sumado a esto, las fluctuaciones en la seguridad de estas rutas pueden crear incertidumbre en el mercado, lo que afecta a la industria logística y a los costes del comercio internacional.
Stock Logistic, como compañía forwarder internacional, tiene presente esta coyuntura a la hora de planificar sus actividades y operaciones. El objetivo final es mitigar posibles impactos, asegurar la eficiencia y proporcionar el mejor servicio a sus clientes.
Optimización, gestión de riesgos o planificación, claves
La incertidumbre y los desafíos derivados de las fluctuaciones en la seguridad de las rutas de transporte, como es el caso de las incidencias en el Mar Rojo, requiere la puesta en marcha de estrategias proactivas y adaptativas. Por ejemplo, la gestión de seguros adecuados o una tecnología de seguimiento y monitoreo de información en tiempo real sobre el estado de las rutas o las embarcaciones.
Por otro lado, es importante también contar con prácticas ágiles en la cadena de suministro que permitan adaptarse rápidamente a cambios en la seguridad de las rutas. Sin olvidar de los planes de contingencia que incluyan procedimientos para poder enfrentarse a ciertas anomalías. Al adoptar estas medidas, las compañías pueden no solo reducir el impacto de las fluctuaciones en la seguridad de las rutas, sino también fortalecer su resiliencia y capacidad para mantener operaciones eficientes en un entorno global incierto de gran competencia. La resiliencia, una vez más, clave en cualquier entorno logístico.